jueves, 30 de junio de 2011

Estudio Biblico de Hoy " ¿Cómo crecer en la gracia?

Verdad central: Todo cristiano debe crecer en la gracia de Cristo.

Texto áureo: Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo (2 Pedro 3:18).

Trasfondo bíblico: 2 Pedro 3:18
 
Bosquejo:
 
I. Comprenda lo que es la gracia
 
A. La gracia definida.
B. La gracia capacita.
 
II. Acepte la gracia de Dios
 
A. Gracia revelada
B. Gracia aceptada
 
III. Use la gracia con prudencia
 
A. No en vano
B. En el servicio fiel
 
Objetivo
 
Saber lo que es la gracia de Dios y resolverse a crecer en la gracia.
 
Introducción
 
La concepción de un ser humano es un acontecimiento maravilloso y misterioso. Aunque la raza humana no entiende por completo la maravilla de la concepción, los científicos han descubierto muchos hechos asombrosos respecto a ese don de Dios. El ambiente y la formación influyen en cada persona, pero muchas de las características físicas y algunas de las psicológicas de una persona están determinadas por los códigos genéticos transferidos a un nuevo ser humano en la concepción. El programa genético de los padres se transfiere al niño que no ha nacido aún. Los genes de los padres determinan el color de los ojos, el género y una predisposición de la personalidad, y muchas otras características del nuevo niño.
 
En el momento de la salvación, Dios convierte a las personas en nuevas criaturas (2 Corintios 5:17). Los cristianos reciben un "programa espiritual" para su vida. Dios conoce la potencialidad en cada cristiano y quiere que cada creyente crezca, siendo más semejante a Cristo cada día. --- '
 
Esta lección nos ayudará a entender la naturaleza de la gracia de Dios y cómo podemos recibir esa gracia y crecer en ella. Mientras estudiamos la gracia de Dios, pida que el Espíritu Santo le ayude a crecer en esa gracia.
 
Comentario Bíblico
 
I. Comprenda lo que es la gracia (Efesios2:8-10)
 
A. La gracia definida
 
La gracia de Dios no es algo sin lo cual podamos vivir. No es un lujo, sino una necesidad ineludible si hemos de tener una relación con Dios. En Efesios 2, Pablo nos enseñó con toda claridad el lugar de la gracia en nuestra vida.
 
En los versículos 1-3, Pablo describió la condición perversa de los que viven sin Cristo. El versículo 4 es el punto decisivo en la descripción que hace Pablo de los seres humanos antes de Cristo y lo que ocurre en la salvación. Gracias al "gran amor" de Dios y a su riqueza en misericordia, Él nos dio vida en Cristo. Esa acción de Dios que nos dio salvación ha llegado a nosotros por la gracia de Dios (v. 5).
 
Pregunta ¿En qué sentido es la salvación una señal de la gracia de Dios (Efesios 2:8)?
 
La gracia es un don admirable de Dios; es su misericordia inmerecida. No hay nada que podamos hacer para ganar la gracia de Dios o justificarnos delante de Él. El pecado deformó y debilitó la imagen de Dios en nosotros, y nos volvimos esclavos del pecado (Romanos 6). Como no podíamos llegar hasta Dios, Él, por su gracia, llegó hasta nosotros.
 
Pregunta ¿Por qué Pablo afirmó que somos salvos mediante la fe?
 
Se acepta la gracia de Dios mediante la fe. Es un factor fundamental en la salvación. Para ser salvos, debemos creer que Jesucristo murió por nuestros pecados. También debemos llevar una vida de fe cada día para agradar a Dios. Toda la vida de un cristiano se basa en la fe en Dios.
 
No se puede ganar la gracia de Dios (w. 8,9). La frase "don de Dios" se refiere a la salvación que se nos da gracias a la bondad de Dios. No de puede ganar un regalo. Si se ganara, no sería un regalo, sino una obligación con quien trabajó. Por eso Pablo pone en claro que la salvación no es de "vosotros" y "no por obras, para que nadie se gloríe".
 
Pregunta ¿De qué manera son los creyentes "hechura" de Dios
 
La gracia de Dios es evidente en nuestra vida mediante la salvación que ofrece | por medio de Cristo. Cuando quienes nos rodean vean el poder transformador; de Dios en nuestra vida, comprenderán que no hemos hecho esos cambios nosotros mismos. Y mientras seguimos sirviendo a Dios, nuestras obras de bondad para los demás darán una prueba más de la obra transformadora de Dios en nuestra vida.
 
Las buenas obras deben mostrarse con naturalidad en la vida de su pueblo. Esas obras no nos conceden la misericordia de Dios, pero muestran que hemos aceptado la gracia de Dios mientras nos esforzamos en el nombre de Cristo. ¡Al pueblo de Dios se le llama a una vida de buenas obras (v. 10)!
 
B. La gracia capacita
 
El don de salvación de Dios se le presentó a la raza humana por medio de Jesucristo (Tito 2:11). La gracia de Dios está al alcance de todos los que la acepten. Él desea que todos sean salvos. La gracia de Dios por medio de Jesucristo es la única solución al dilema del pecado y de la separación de Dios.
 
Pero la gracia no es sólo la inmerecida misericordia que da salvación, sino que es lo que permite que llevemos nuestra vida de una forma que sea agradable a Dios.
 
Pregunta ¿A qué nos enseña la gracia a decirle que no?
 
La gracia nos enseña a rechazar la impiedad y los deseos mundanos. Nos instruye y capacita para decirle que no al pecado.
 
La impiedad se refiere a la irreverencia por las cosas de Dios, una elección consciente de no hacer caso de las exigencias de Dios. Los deseos mundanos se refiere a los deseos que caracterizan a quienes no conocen a Dios o no viven para Él.
 
Pregunta ¿A qué nos enseña la gracia decirle que sí?
 
La gracia nos hace percatarnos de lo que Dios quiere y nos aconseja que hagamos. No sólo nos enseña las prohibiciones de la vida cristiana, sino que también nos guía a las acciones del vivir para Dios. El vivir con sobriedad alude al dominio de sí mismo. Ese dominio propio es una disciplina interior del pensamiento y de las emociones de modo que nuestra vida muestre la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta (Romanos 12:2). El vivir rectamente alude a una conducta que sea justa y recta con los demás. El vivir en santidad se refiere a consagrarse a Dios y a glorificarlo en todo lo que hacemos (Colosenses 3:17).
 
La gracia también nos capacita para que sirvamos a Dios. Pablo el apóstol fue un gran ejemplo de esa gracia capacitadora (1 Corintios 15:9,10). Estaba plenamente consciente de que no era digno de que se le considerara apóstol porque había sido perseguidor de la Iglesia. Pero lo que había procurado destruir ahora la gracia de Dios lo estaba capacitando para edificar.
 
Pregunta ¿Qué podemos aprender la declaración de Pablo: "Por la gracia de Dios soy lo que soy"?
 
Es importante permitir que la gracia de Dios obre plenamente en nosotros. Dios nos ha transformado. El ha perdonado y olvidado nuestro pasador Debemos aceptar la obra de gracia en la salvación en la capacitación para que podamos servir No permita que la gracia de Dios que se le concedió sea en vano o sin efecto. Aunque las palabras de Pablo se escribieron para alentar a sus lectores corintios, también él nos aconseja a cada uno de nosotros: "Estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano" (1 Corintios 15:58).
 
II. Acepte la gracia de Dios (Juan 1:16,17)
 
A. Gracia revelada
 
Se nos revela la gracia de Dios mediante las bendiciones que recibimos de Él. Eso es cierto no sólo para quienes han recibido su gracia por fe, sino para todas las personas (Juan 1:16). Jesús enseñó acerca de esa gracia, la compasión de Dios, en el Sermón del monte. Él es el "que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos" (Mateo 5:45) No debemos olvidar que toda buena dádiva y todo don perfecto viene de Dios (Santiago 1:17).
 
Pablo, habiéndoles a los griegos, explicó que Dios ha derramado sus bendiciones sobre todas las personas, "haciendo bien, dándonos lluvias del cielo y tiempos fructíferos, llenando de sustento y de alegría nuestros corazones" (Hechos 14:17). Dios ha revelado su gracia mediante su creación y su cuidado constante de todo lo que ha hecho.
 
La ley se le dio a Moisés cuando Dios le dio instrucciones respecto a cómo quería que viviera su pueblo del pacto (Juan 1:17). ¡Cuan misericordioso fue ese acto de revelación! Dios, el Creador, en su gran amor a quienes hizo, se da a conocer a sus criaturas.
 
La ley era buena, pero había un problema: la pecaminosa naturaleza humana. Dios, reconociendo esa debilidad, envió a Jesucristo a condenar el pecado en el hombre pecador y a revelar la gracia y la verdad de Dios (v. 17; véase Romanos 8:1-4). Habiendo aceptado la gracia de Dios, ahora las personas pueden cumplir los justos requisitos de la ley gracias al poder del Espíritu Santo. El Pentecostés es una de las mayores pruebas de la gracia de Dios. El bautismo en el Espíritu Santo nos da poder, poder para ser sus testigos y poder para llevar una vida recta.
 
B. Gracia aceptada
 
Imagínese cómo se sentiría si usted descubriera la cura para la más terrible enfermedad que se conozca hoy. Usted brinda gratuitamente esa medicina. Hasta se la lleva a quienes la necesitan. Pero en vez de aceptar con alegría esa cura salvadora, los enfermos la rechazan y mueren.
 
Dios nos ha provisto de un remedio para el pecado: gracia mediante la sangre preciosa de Cristo. No debemos rechazar su gracia. El rechazarla resultará en la eterna separación de Dios.
 
Dios ha provisto no solamente la gracia que necesitamos, sino también los medios para alcanzarla. Entre esos medios están las personas capacitadas, la oración y la debilidad.
 
Efesios 4:7 habla de la gracia que se nos ha dado "conforme a la medida del don de Cristo". Cristo pone siervos llamados y ungidos en la Iglesia para que sirvan al pueblo de Dios. Por medio de estas personas —apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros— Dios puso su gracia a disposición del cuerpo de creyentes. En realidad, Dios usa a todos los cristianos para que sean instrumentos de su gracia para que se edifiquen unos a los otros y edifiquen todo el cuerpo en amor (Efesios 4:11-16).
 
La oración es otro medio de aceptar la gracia de Dios. Santiago les dice a sus lectores que no habían recibido de Dios porque no le habían pedido (Santiago 4:2). Hebreos nos alienta a que nos acerquemos "confiadamente al trono de la gracia" (Hebreos 4:16). El mismo Jesucristo que obtuvo nuestra salvación mediante su muerte, fue resucitado de los muertos y ha ido al cielo a servir como nuestro sumo sacerdote. Él se compadece de nuestras debilidades y tentaciones. Podemos acudir a Él para alcanzar misericordia, compasión y gracia para nuestras necesidades.
 
El apóstol Pablo aprendió que la gracia de Dios puede recibirse en la debilidad y en tiempos de necesidad. Para Pablo, era un aguijón en la carne. Aunque no se sabe con certeza cuál era ese problema, hizo que se sintiera débil. Pudiera incluso haber sentido como si eso estorbara su servicio a Dios. Cuando le pidió al Señor que quitara la causa de la debilidad. El Señor le recordó a Pablo que su gracia era suficiente. La gracia capacitadora de Dios que Pablo recibió le ayudó a vencer su debilidad. Pablo llegó a regocijarse en su debilidad en vez de quejarse de su aflicción. Pablo aprendió, como debemos aprender nosotros, que la verdadera fortaleza es Dios obrando en nosotros por su gracia, no por nuestros talentos y aptitudes naturales.
 
III. Use la gracia con prudencia (2 Corintios 5:20-6:1)
 
A. No en vano
 
La gracia de Dios es una bendición prodigiosa. En muchos aspectos eso no tiene sentido. ¿Por qué alguien que amara tanto lo sacrificaría todo por el bien de otro?
 
Pablo contesta esa pregunta en 2 Corintios 5:20,21. Dios quiere ser nuestro amigo. Quiere librarnos de la esclavitud del pecado y darnos la gloriosa libertad de ser hijos de Dios (Romanos 8:21).
 
Fue con ese fin que Pablo sirvió como embajador de Cristo. Él era representante de Dios y hacía este llamamiento:
 
"Reconciliaos con Dios" (v. 20). Los que en Corinto oyeron ese llamado y respondieron a él habían aceptado la misericordia y la gracia de Dios.
 
Pablo declaró que seguía colaborando con Dios en la exhortación a esos creyentes de que no recibieran "en vano la gracia de Dios" (6:1). La Biblia tiene muchos ejemplos de personas' que han presenciado una obra poderosa de Dios que se han apartado de Dios y han desperdiciado la gracia de Dios.
 
Pregunta: ¿Cuáles son algunos ejemplos bíblicos de los que han desperdiciado la gracia de Dios?
 
El primer ejemplo fue Caín. Rechazó la reprensión de Dios después que había ofrecido un sacrificio inaceptable. Judas, a quien se había escogido como apóstol, traicionó a Jesús. Demas, un compañero de Pablo, abandonó el ministerio "amando este mundo" (2 Timoteo 4:10).
 
Debemos también tener cuidado de confiar en que la gracia de Dios nos mantenga cerca de Dios. El amor a este mundo, el orgullo y la autosuficiencia pueden hacer que desperdiciemos la gracia de Dios. El gran himno de la iglesia, "Sublime gracia", dice: "Su gracia siempre me libró y me guiará feliz."
 
B. En el servicio fiel
 
Dios nos da un don (o dones) a cada uno para que nos sirvamos los unos a los otros. Este concepto no sólo se encuentra en la carta de Pedro, sino que es importantísimo para la interpretación paulina de la Iglesia.
 
No para minimizar la importancia del pastor-maestro o evangelista, pero con demasiada frecuencia tenemos el concepto de que sólo quienes le dedican al ministerio todo el tiempo tienen el don del ministerio. Las listas de los dones en Romanos 12:3-8 y 1 Corintios 12:27-31 desaprueban con toda claridad semejante idea. Cada uno de nosotros ha recibido un don que nos permite ministrar la gracia de Dios mediante el poder de Dios. Pedro nos ordenó que lo usemos para ministrar a "otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios" (1 Pedro 4:10).
 
La meta de ese ministerio tiene dos aspectos: ayudar a los demás a crecer en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, y darle alabanza y gloria a Dios.
 
Se cuenta la historia respecto a un trabajo que debía realizarse en la iglesia. Todos pensaban que alguien lo haría, pero nadie lo hizo. Resolvamos usar sabiamente la gracia de Dios sirviéndole fielmente.
 
Aplicación:
 
Es impresionante pensar en la grandeza de la gracia de Dios para nosotros. El Creador del universo desea ser nuestro amigo. No es porque haya algo digno en nosotros, sino porque Dios nos creó y nos ama.
 
No permita que el sentido de culpa impida que usted busque la gracia de Dios. Tal vez sienta que los fracasos pasados lo hacen indigno de recibir su gracia. Pero debe recordar que donde abunda el pecado, sobreabunda la gracia (Romanos 5:20).
La verdad es que todos éramos indignos de recibir nada de Dios salvo su ira y su enojo. Pero cuando éramos enemigos de Dios, Cristo murió por nosotros (Romanos 5:8). Por eso lo que recibimos de Dios lo recibimos por gracia. ¿Necesita hoy la gracia y la misericordia de Dios? Vaya al trono de la gracia y recuerde que la gracia es las riquezas de Dios a expensas de Cristo.

martes, 21 de junio de 2011

NO A LA HIPOCRESIA - SI AL AMOR VERDADERO


"Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad."

1 Juan 3:18

NO A LA HIPOCRESIA QUE ESTAN VIVIENDO MILLONES DE HERMANOS EN LAS IGLESIAS DEL MUNDO .

El amor debe ser real , tal como el amor de Dios , si no amamos hermanos dediquemonos a otra cosa ,pero sin amor es imposible cumplir la Palabra de Dios ,sin amor es imposible predicar la Palabra de Dios , puedes hacerlo pero estaras diciendo PALABRERIAS Y CHARLATANERIA .

FUERA CHARLATANES  E HIPOCRITAS.

Hermanos ninguna Iglesia murio por nosotros , ninguna religion murio por nosotros , ningun Pastor murio por nosotros ,SOLO CRSITO MURIO EN LA CRUZ POR NOSOTROS A EL DEBEMOS NUESTRAS VIDAS , A EL Y A SUS ENSEÑANZAS DEBEMOS SEGUIR .A NADIE MAS .

No pierdas tu norte hermanos siguiendo doctrinas de Hombres , debemos seguir las reglas de Cristo y por sobre todo debemos TEMER A DIOS .

LA RELIGION HACE RELIGIOSOS - CRISTO HACE CRISTIANOS.

En mi amor y como siervo del Señor quiero que guardes mi mensaje en tu vida .

Pastor Luis Cesar.
Iglesia Online.

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lunes, 20 de junio de 2011

Estudio Biblico de Hoy "Cómo crecer en el Conocimiento"

Verdad central: Los creyentes deben esforzarse por crecer en el conocimiento de Dios.
Texto áureo:

 "Estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor." Filipenses 3:8.

Trasfondo bíblico: Proverbios 2:3-6; Juan 14:26; 15:26; 16:13,14; Hechos 15:1-32; 17:10-12; 18:24-28; 1 Corintios 2:12-16

Bosquejo

I. Aprenda de la Biblia

A. En busca del tesoro escondido.
B. Búsqueda diaria.

II. Aprenda del Espíritu Santo

A. Enseñados por el Espíritu
B. Revelado por el Espíritu

III. Aprenda de los demás

A. De modo colectivo
B. De modo individual

Objetivo

Descubrir cómo crecer en el conocimiento espiritual y aplicarlo.

Introducción

El profeta Daniel anunció que "la ciencia se aumentará" (Daniel 12:4). El siglo veinte es sin duda un cumplimiento de esa profecía.

Considere cuántas cosas han cambiado como resultado de ese aumento de conocimiento. Hemos ido desde el caballo y la carreta hasta los aviones, los trenes y los automóviles. Hemos pasado de las máquinas de escribir a las computadoras. El rayo láser se ha convertido en un poderoso agente sanador. Las personas tienen la comodidad de los aparatos domésticos y podemos recibir la noticia cuando ocurre en cualquier parte del mundo mediante la televisión por satélite. La avanzada atención a la salud ha extendido el promedio de vida de los seres humanos. El trasplante de órganos ha llegado a ser cosa de todos los días; la reproducción asexual, una realidad.

Considere lo que no ha cambiado como resultado de ese aumento de conocimiento. Sigue habiendo guerras. Las personas parecen volverse cada vez más pecadoras. El centro moral del mundo parece que se ha salido de su centro

A pesar de todo eso, el evangelio no ha cambiado. La verdadera satisfacción en la vida sólo resulta mediante el conocimiento de Jesucristo como el Salvador y Señor personal de uno. Esta semana estudiaremos cómo crecer en el conocimiento espiritual y cómo aplicarlo.

Comentario Bíblico

I. Aprenda de la Biblia (Proverbios 2:3-6)

A. En busca del tesoro escondido

Imagínese un típico domingo por la mañana en su hogar. La familia se está preparando para asistir al culto de la iglesia cuando se oye el grito: "¿Han visto mi...?" Por lo general la madre es quien dice dónde están todos los artículos perdidos. Entonces se oye el grito: "¡No lo veo aquí!" La madre va de inmediato al lugar y señala que el artículo está precisamente allí donde ella dijo que estaba. Lo que sigue es el regaño: "Tienes que buscarlo."

El libro de Proverbios también trata sobre la necesidad de buscar. En este caso no se trata de un zapato perdido ni de la revista de Escuela Dominical, sino del conocimiento de Dios.

Proverbios 2:3-6 nos habla de la necesidad y los beneficios de buscar y encontrar el conocimiento de Dios. Salomón empleó varios verbos de acción para indicar la vehemencia del deseo que debemos tener al buscar ese conocimiento. Lo comparó con la búsqueda de metales preciosos o de un tesoro escondido.

Los beneficios que se reciben son una relación personal con Dios y una comprensión de lo que significa temerle. Ese temor más que tener miedo es sentir reverencia y profundo respecto al reconocer la santidad de Dios.

¿Dónde se busca para hallar ese tesoro? "Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí" (Juan 5:39). La verdad se encuentra en la Biblia, la Palabra de Dios. Si estudiáramos las Escrituras con la fidelidad con que algunos siguen ciertos programas de televisión, tendríamos gran galardón (Salmo 19:11).

Dios ha querido revelársenos mediante la Palabra escrita. Ella permite que conozcamos su carácter y nos dice cómo podemos tener una relación personal con Él.

B. Búsqueda diaria

El apóstol Pablo conocía el valor de la Biblia para llevar a las personas a un conocimiento de Dios. En Tesalónica, él discutía con los judíos respecto a Jesucristo "por medio de las Escrituras" (Hechos 17:2,3). Muchos creyeron de entre los judíos y los gentiles. Sin embargo, algunos de los judíos que no creían formaron tal alboroto que los creyentes enviaron de inmediato a Pablo y a Silas rumbo a Berea.
Los judíos de la sinagoga de allí reaccionaron de manera diferente que los de Tesalónica. Se les describe como "más nobles" (v. 11).

Pregunta: ¿Por qué se les llamó a los bereanos más nobles que los de Tesalónica?

Esas personas anhelaban la verdad. Deseaban saber lo que decía la Biblia. Había receptividad con la determinación de descubrir la veracidad de la enseñanza de Pablo. Esa no era una actividad ociosa ni un pasatiempo. Ellos "escudriñaron cada día las Escrituras" (v. 11).

La mayoría de las personas no considerarían el pasar un prolongado espacio de tiempo sin comer. Muchos hallan difícil incluso el dejar de merendar. Pero ¿cuánto tiempo pasa sin que nos alimentemos de la Palabra de Dios?

La Biblia se compara a sí misma con el alimento.

Pregunta: ¿Cuáles son algunos ejemplos de cómo la Biblia se compara a sí misma con el alimento?
Jesús le recordó al diablo que no sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios (Mateo 4:4). El salmista la describe como más dulce que la miel (Salmo 19:10). Hebreos 5:12-14 se refiere a ella como leche y como alimento sólido. La leche es para el nuevo cristiano, que es "inexperto en la palabra de justicia" (v. 13). El alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, los que "por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal" (v. 14).

La importancia de dedicar tiempo diariamente en las Sagradas Escrituras se ve en el efecto eficaz que tiene en la vida de uno. Lucas mencionó el resultado del estudio diligente que los bereanos hicieron de las Escrituras: creyeron muchos de ellos (Hechos 17:12).

La Palabra de Dios también "discierne los pensamientos y las intenciones del corazón" (Hebreos 4:12) y nos permite distinguir el bien del mal (5:14). El Salmo 19 afirma que la Palabra convierte el alma, hace sabio al sencillo, alegra el corazón, alumbra los ojos y advierte del error (w. 7-12). Aprendamos de la Biblia mientras buscamos sus tesoros escondidos en la diaria esperanza de hallar el conocimiento de Dios (Proverbios 2:4,5).

II. Aprenda del Espíritu Santo (Juan 14:26; 15:26; 16:13,14)

A. Enseñados por el Espíritu

Dios no nos deja solos en nuestro estudio de las Escrituras. Dios da ayuda por medio de la persona y la obra del Espíritu Santo.

El Evangelio según San Juan presenta muchas de las enseñanzas de Jesús respecto al Espíritu Santo. Jesús se refiere al Espíritu con diferentes nombres, entre ellos el "Consolador" (Juan 14:26) y el "Espíritu de verdad" (15:26). El Consolador es alguien que va a nuestro lado para ayudarnos. Lo envía Jesucristo desde la presencia del Padre para ayudarnos a crecer espiritualmente en el hombre interior (Efesios 3:16).
Como el Espíritu de verdad, El guía a los creyentes a toda la verdad (Juan 16:13). Él es nuestro Maestro. Nuestros textos de estudio revelan lo que Él enseña. Enseña la Biblia, ayudándonos a recordar "todo lo que yo os he dicho" (14:26). También nos enseña acerca de Jesucristo, dando testimonio de que Cristo es el Señor (15:26; 1 Corintios 12:3).

Lo que ha de venir —los acontecimientos futuros— también forman parte de su dirección a toda la verdad. Los ejemplos bíblicos de esa obra del Espíritu son: Simeón sabía que no moriría hasta que viera al Mesías (Lucas 2:26) y Agabo profetizó una hambruna (Hechos 11:28).

Juan 16:14 afirma que el Espíritu "tomará de lo mío [de Jesús], y os hará saber". Esos dones del Espíritu mencionados a menudo como dones de conocimiento son un medio para eso. Mediante la palabra de sabiduría, la palabra de ciencia y el discernimiento de espíritus, el Espíritu puede revelarles la verdad a los creyentes, dándoles dirección e instrucción para adorar y servir a Dios.

B. Revelado por el Espíritu

Pablo habla de la obra del Espíritu Santo en la revelación de lo que "Dios ha preparado para los que le aman" (1 Corintios 2:9,10).

Pregunta: ¿Qué ha preparado Dios para quienes lo aman?

Ante todo, este versículo se refiere a la salvación que nos ha dado Dios. Pero en cierto sentido todo lo que recibimos es un don de la gracia de Dios. En realidad, el Espíritu nos revela lo que Dios nos ha concedido (v. 12).

El hombre natural, el hombre que tiene el espíritu del mundo, no puede entender lo que viene del Espíritu de Dios (v. 14). Jesús dijo eso cuando le enseñó a Nicodemo acerca de la necesidad de nacer de nuevo para poder ver el reino de Dios (Juan 3:3). Habló de la necesidad de nacer del Espíritu, haciendo un contraste de lo natural con lo espiritual. "Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es" (v. 6). Cuando nacemos de nuevo al creer en Jesucristo como Salvador, nacemos del Espíritu.

Hablándoles a los romanos de la obra del Espíritu, Pablo les recordó que no vivían "según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios" moraba en ellos (Romanos 8:9). Esa vida interior del Espíritu revela y da testimonio de nuestra adopción como hijos de Dios (w. 15,16).
Esa obra del Espíritu Santo en nuestra vida nos deja con una obligación: dar muerte a las obras de la carne mediante el poder del Espíritu (w. 12,13). Otros pasajes se refieren a ese conflicto entre la carne —nuestra naturaleza pecaminosa— y el Espíritu.

Es importante que reconozcamos el don admirable que Dios nos ha dado como creyentes en la persona del Espíritu Santo. El Espíritu Santo participa en llevarnos a un conocimiento salvador de Jesucristo, al ayudarnos a llevar una vida santa que agrade a Dios, al capacitarnos para el servicio a Dios y al revelarnos lo que Dios nos ha concedido. Dios quiera que estemos dispuestos a aprender del Espíritu Santo.

III. Aprenda de los demás (Hechos 15:1, 2,6)

A. De modo colectivo

Pregunta: ¿Cuál es el valor de reunirse en un ambiente de grupo, como el de la Escuela Dominical, para aprender?

Uno de los beneficios más evidentes es que hay una gran fuente de recursos de los que podemos aprender, tales como el conocimiento de las Escrituras y la sabiduría espiritual sacada de las experiencias de la vida. ¿Cuan a menudo creemos que nunca nadie más se ha enfrentado a las pruebas o las luchas de la vida a las que nos enfrentamos nosotros? En un ambiente de aprendizaje de grupo, aprendemos que otros han pasado por circunstancias parecidas. Nos alientan al contarnos cómo Dios los ayudó en sus luchas.

La iglesia de Antioquia afrontaba una situación difícil. Tenía que hallar respuestas a las preguntas "¿Cómo se salva una persona?" y "¿Cuál es la relación del creyente con la ley?"

La iglesia de Antioquia había nacido como resultado de la persecución que siguió al apedreamiento de Esteban (Hechos 11:19). Al principio se les predicó el evangelio solamente a los judíos. Después se les predicó a los gentiles y gran número creyó (v. 21). Por lo tanto, la iglesia de Antioquia fue una de las primeras congregaciones de judíos y gentiles.

Algún tiempo después algunos hombres de Judea llegaron a Antioquia enseñando que la circuncisión y la obediencia a la ley eran necesarias para la salvación (15:1,5). Pablo y Bernabé tuvieron "una discusión y contienda no pequeña con ellos" (v. 2). Se decidió que el asunto se llevara ante los apóstoles y ancianos de Jerusalén.

Hubo bastante polémica. Se oyeron los informes de Pedro, de Pablo y de Bernabé. Jacobo presentó las Escrituras que trataban esos asuntos. Por último se llegó a una decisión. "Ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros [a los creyentes gentiles] ninguna carga más que estas cosas necesarias" (v. 28).
Toda la Iglesia aprendió que Dios salva a todas las personas mediante la gracia únicamente (w. 9,11). También se determinó que, por causa de la comunión con los creyentes judíos, los gentiles debían abstenerse "de lo sacrificado a los ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación" (v. 29).

A Pablo y a Bernabé se les envió de vuelta a Antioquia con una carta del concilio en Jerusalén. La iglesia de Antioquia leyó la carta y se regocijó por su mensaje consolador (véase v. 31).

Dios nos ha puesto en un cuerpo de creyentes para que aprendamos los unos de los otros. Hebreos 10:25 indica que, cuando nos reunimos, debemos alentarnos los unos a los otros.

B. De modo individual

Aunque podemos aprender de los demás en un ambiente colectivo. Dios también nos da oportunidades de aprender de modo individual. Un ejemplo de eso es Apolos (Hechos 18:24-28). Apolos fue a Éfeso y comenzó a hablar acerca de las cosas del Señor, "aunque solamente conocía el bautismo de Juan" (v. 25). Al oírlo, Aquila y Priscila invitaron a Apolos a que fuera a su casa, y le enseñaron plenamente la verdad respecto a Jesucristo. Es evidente que aceptó esa enseñanza, como se ve en su ministerio en Acaya (v. 28).

Pregunta: ¿Cómo ha usado Dios a las personas para enseñarle?

Los creyentes deben esforzarse por crecer en d conocimiento de Dios. Muchas veces Dios enviará a alguien que nos estimule en nuestro andar con Cristo, que nos dé un mensaje de aliento o que ore por nosotros.
Así como Dios envía tales personas para ayudarlo a usted, pídale que lo use a usted para ayudar a otros.

Aplicación

Se dice que nadie está inmóvil en el camino de la vida. Suponiendo que eso sea cierto, ¿en qué dirección va usted? ¿Halla que está creciendo en el conocimiento de Dios y en las cosas de Dios? Resuélvase hoy a ser un verdadero discípulo de Cristo.

lunes, 13 de junio de 2011

Estudio Biblico de hoy " Cómo crecer en el amor "

Verdad central: Un amor siempre en aumento a Dios y a los demás es la más elevada realización cristiana.Trasfondo bíblico: Lev. 19:18,34; Salmo 116:1,2; Juan 15:12,13; Rom. 5:1-8; 1 Tes. 4:9; 1 Juan 3:1,17, 18; 4:8-10; 5:1-3

 Bosquejo
 
I. Acepte el amor de Dios

A. El don del amor de Dios
B. Grandeza del amor de Dios

II. Ame a Dios
 
A. Con todo su ser
B. Con obediencia

III. Ame a los demás
 
A. Como a sí mismo
B. Como Cristo lo amó

Objetivo:

Comprender y aceptar el amor de Dios y mostrarles su amor a los demás.Introducción

A veces experimentamos su amor en nuestros sentimientos, en el sentido de que pudiéramos decir que estamos complaciéndonos en el fervor de su amor. Pero por lo general reconocemos el amor de Dios por nosotros en lo que Él ha hecho.

 El capítulo del amor (1 Corintios 13) define el amor no como algo que se siente sino algo que se expresa en hechos.
En esta unidad hemos estudiado acerca del crecimiento espiritual. La prueba positiva de crecimiento espiritual es mostrarles a otros el amor de Cristo en nuestra vida, no sólo a quienes son de la familia de la fe, sino también a los perdidos y desamparados del mundo.
El amor es el mayor, porque todas las demás virtudes tienen en él su origen. La predicación elocuente, el conocimiento asombroso, la mucha fe, buenas obras, e incluso el martirio son inútiles sin amor (1 Corintios 13:1-4). Dios quiera que, gracias a este estudio, aumente nuestro deseo de crecer en el amor a Dios y a los demás.

Comentario bíblico

I. Acepte el amor de Dios (Romanos 5:5-8)

A. El don del amor de Dios

Pregunta: ¿Por qué la gente tiende a ser escéptica cuanto a recibir regalos?
A veces cuando alguien quiere dar un regalo, el beneficiario titubea en aceptarlo. Se nos ocurren pensamientos como estos: "Nadie da nada por gusto" y "Algo está tratando de conseguir". No cabe duda de que hay algo de cierto en el dicho "no se consigue algo por nada".
Aun con Dios se cumple eso. Dios nos ofrece su amor como un don. Recibimos ese don cuando ponemos en Dios nuestra fe y confiamos en Él. Y como declaró Pablo en Romanos 5:5, "la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones". No nos consideremos tan importantes, como si hubiéramos hecho algo grande, ya que debemos reconocer que pusimos nuestra esperanza en Dios porque estábamos desesperados.
Pablo no deja lugar para la duda en cuanto a nuestra condición antes que recibiéramos el don del amor de Dios. Éramos "débiles", "impíos" y "pecadores" (vv. 6,8). Carecíamos de poder para ganar la justificación con Dios. Lo mejor que podíamos ofrecer en el sentido de justicia propia es como "trapo de inmundicia" para Dios (Isaías 64:6). Cada uno de nosotros andaba sin Dios y no había dado en el blanco, y estábamos destituidos de su gloria (Romanos 3:23).Pregunta: ¿Qué frase de dos palabras señala el punto decisivo en estos dos pasajes?

La frase "pero Dios" (Efesios 2:1-10; Romanos 5:8) señala el cambio en esos pasajes. Cristo no murió por una persona justa o ni siquiera una persona buena que sea amable y generosa. Murió por los pecadores. Pero Dios, sabiendo que la paga del pecado es muerte, nos dio el don de su amor, que es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro (6:23).

B. Grandeza del amor de Dios

La grandeza del don del amor de Dios se muestra al hacer hijos suyos a quienes reciben ese amor. "Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce" (1 Juan 3:1). Nos resulta totalmente extraña la idea de que Dios nos ama tanto que quiere adoptarnos en su familia.
El ser hijo de Dios implica beneficios y responsabilidades.

Pregunta: ¿Cuáles son algunas de las ventajas de ser hijo de Dios?

Romanos 8:14-17 menciona estos beneficios: la dirección del Espíritu, conociendo a Dios como "Padre", el testimonio del Espíritu y el ser heredero de Dios y coheredero con Cristo.

Pregunta: ¿Cuáles son algunas de las responsabilidades de ser hijo de Dios?

1 Pedro 2:21-24 habla del ejemplo de Cristo para que sigamos "sus pisadas". Tenemos la responsabilidad de sufrir por Cristo, consagrarnos a Dios y vivir rectamente.

Pregunta: ¿Cómo puede alguien llegar a ser hijo de Dios?

Juan 1:12 afirma: "A todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios." Por la fe recibimos el don de la salvación y nos convertimos en hijos de Dios (véase también Efesios 2:8,9).
La grandeza del amor de Dios también se ve en la provisión de la salvación por parte de Dios. Envió a Jesucristo para que fuera la propiciación por nuestros pecados (1 Juan 4:10). La palabra "propiciación" alude a un sacrificio hecho para satisfacer los justos requisitos de Dios. Dios aborrece el pecado, pero ama al pecador, de modo que envió a Cristo para que muriera por nosotros.
Dios creó al hombre para que tuviera comunión con Él. Pero el pecado interrumpió la relación del hombre con Dios, convirtiendo al hombre en enemigo de Dios. Pablo tenía eso en mente cuando dijo que éramos enemigos de Dios. En su deseo de restaurar las buenas relaciones con nosotros, Dios nos reconcilió con Él por la muerte de Jesucristo (Romanos 5:10).
Se ha definido la religión como la tentativa del hombre de llegar hasta Dios. El cristianismo es diferente de cualquier otra religión en que es Dios quien toma la iniciativa de llegar hasta nosotros. "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna" (Juan 3:16).
La grandeza del amor de Dios se ve también en su deseo de darnos vida (1 Juan 4:9). Cuando el hombre fue creado y puesto en el huerto, fue el deseo de Dios que disfrutara de la vida y de la comunión con Él. Pero Adán decidió no hacer caso de la advertencia de Dios de que "el día que de él comieres, ciertamente morirás" (Génesis 2:17). El pecado causó la muerte física y espiritual. Dios envió a Jesucristo al mundo para que tengamos vida, y la tengamos en abundancia (Juan 10:10).
La vida que Jesucristo nos da vence aun la muerte física. La esperanza del cristiano incluye la resurrección del cuerpo. En aquel día glorioso, los efectos del pecado serán destruidos para siempre y disfrutaremos de vida eterna en la presencia del Señor (véase Apocalipsis 21,22).
Dios es amor (1 Juan 4:8). Su naturaleza manifiesta la grandeza de su amor y su carácter es actuar con amor (v. 10). No es de extrañarse que el apóstol Pablo pidiera que seamos "plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento" (Efesios 3:18,19).

II. Ame a Dios (Salmo 116:1,2; Marcos 12:29,30)

A. Con todo su ser

En el Salmo 116, el salmista expresa su gratitud a Dios por haber sido librado de la muerte. Es como reacción ante la respuesta de Dios a sus oraciones que él expresa su amor a Dios (v. 1). Dijo que invocaría y amaría a Dios mientras viviera (v. 2).

No sólo debemos amar a Dios con toda nuestra vida; tenemos que amar a Dios con todo lo que somos. Se acercó a Jesús uno de los escribas, maestro de la ley, que le preguntó cuál era el mandamiento más importante. La respuesta de Jesús vino de Deuteronomio 6:4,5. Confirma la unidad de Dios y la relación que Israel tiene con Dios como su pueblo del pacto. Como es el único Dios verdadero, y gracias a su pacto, se le debe amar de todo corazón.
Muchos se complican tratando de definir lo que significa amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma, con toda la mente y con todas las fuerzas. Concentrémonos más bien en lo que Jesús está diciendo aquí. Debemos amar a Dios con todo nuestro ser.

B. Con obediencia

Todos los padres suponen que sus hijos se amen los unos a los otros. Dios espera que quienes lo aman también amen a sus hijos (1 Juan 5:1).
Parece extraña la declaración del versículo 2. En el capítulo anterior, Juan dio a entender que es imposible amar a un Dios invisible si no amamos a las personas con quienes tenemos contacto cada día (4:20).
No podemos separar la relación que tenemos con Dios de las relaciones que tenemos con los demás. La forma en que usted trate a su compañero afectará su relación con Dios. Y su relación con Dios debe afectar la forma en que usted trata al compañero. Por ejemplo, cuando Dios tiene misericordia de nosotros, debemos tenerla de los demás (Mateo 18:33). Cuando ayudamos a un hermano necesitado, hemos servido a Jesucristo (Mateo 25:40).
Por eso Juan dijo que, para mostrar amor a los hijos de Dios, debemos amar a Dios y guardar sus mandamientos. Pero no debe ser una obediencia a regañadientes por temor al castigo. Es un servicio alegre, con un vehemente deseo de agradar a Dios. El obedecer los mandamientos de Dios no es una carga (1 Juan 5:3).

III. Ame a los demás (Levítico 19:18,34)

A. Como a sí mismo

Muchos luchan con la cuestión de amarse a sí mismo. Vivimos en una cultura que tiende a ser ensimismada y ególatra. Se nos enseña a ser egoístas, aun hasta el punto del suicidio y la eutanasia. ¿Cuál es el equilibrio entre amor propio y egolatría? Levítico 19:18 declara: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo." Y el versículo 34 extiende eso al trato de los extranjeros como familia. Así que nos hacemos la pregunta: "¿Cómo se ama usted a si mismo sin los extremos representados en nuestra sociedad?"
En primer lugar, usted se ama a sí mismo como alguien creado a la imagen de Dios (Génesis 1:27). Después del pecado original, la imagen de Dios, aunque dañada, sigue aun en nosotros (9:6).
En segundo lugar, usted se ama a sí mismo como alguien que tiene valor porque Dios tiene un propósito y un plan para su vida (Jeremías 1:5). El Salmo 139:16 declara: "Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas."
En tercer lugar, usted se ama a sí mismo como alguien por quien Cristo murió. Dios pensó que usted era digno del sacrificio de su Hijo unigénito.
Todos los mandamientos de Dios respecto a la forma en que se ha de tratar a los demás se resumen en este único mandamiento:

 "Amarás a tu prójimo como a ti mismo", (Levítico 19:18). Romanos 13:10 declara: "El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor."
La práctica del perdón es una forma en que expresamos ese amor a los demás. No debemos vengarnos ni guardar rencor (Levítico 19:18). Debemos mantener una perspectiva apropiada en nuestras relaciones con los demás. Colosenses 3:13 nos recuerda otra perspectiva a tener en cuenta. "Soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros... De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros."
Otra expresión de amar al prójimo como a sí mismo se encuentra en el tratar de igual modo a todas las personas (Levítico 19:34). En la parábola del buen samaritano. Jesús enseñó que el prójimo es el que muestra misericordia y compasión con los necesitados (Lucas 10:30-37). La discriminación, el tratar a las personas de manera diferente debido a que son distintas de nosotros, no debía ser práctica del pueblo de Dios. Los israelitas supieron gracias a sus experiencias en Egipto lo que era ser maltratados. Este no fue sólo un principio para los israelitas en la época del Antiguo Testamento. Jesús nos lo aplicó a nosotros cuando nos dio la regla de oro (Mateo 7:12).

B. Como Cristo lo amó

Un popular tema cristiano que comenzó a fines de la década de los años noventa es la pregunta "¿Qué haría Jesús?" Jesucristo es el ejemplo supremo de lo que significa amar a los demás. Jesús les ordenó a sus discípulos:
"[Amaos] unos a otros, como yo os he amado" (Juan 15:12.)
Jesús continuó su conversación con la observación de que la mayor muestra de amor es la de dar la vida por un amigo (v. 13). La esencia de eso es el morir por el bien de otro. Pero ¿qué sucedería si eso implicara el sacrificio de las ambiciones, los planes y los intereses personales? ¿Estamos dispuestos a sufrir incomodidades por un amigo? ¿Estamos dispuestos a sacrificarnos para que otros sean bendecidos? Cristo hizo todo eso por nosotros, y no podemos hacer menos por los demás.
El apóstol Juan en su primera epístola recurrió al ejemplo de Cristo (1 Juan 3:16). Invitó a sus lectores a que consideraran si el amor de Cristo puede estar en ellos si no ayudan a un hermano necesitado cuando pueden ayudarlo (v. 17).

Pregunta: ¿Qué piensa que significa la expresión "cierra contra él su corazón"?

Consideramos el corazón como el centro de nuestros sentimientos. La expresión indica el no tener piedad, el no atender al hermano necesitado.
Juan les aconsejó a los creyentes que practicaran las obras de amor, no que sólo hablaran de ellas. Muchos ministerios fructíferos comenzaron con ganar almas para el reino cuando personas compasivas veían una necesidad y la satisfacían. Así comenzó la Escuela Dominical. Robert Raikes vio a los niños necesitados e hizo lo que pudo para ayudarlos. ¿Qué pudiera hacer Dios por medio de usted?
Pablo, al escribirles a los tesalonicenses, mencionó que ellos habían sido enseñados por Dios a amarse los unos a los otros (1 Tesalonicenses 4:9). No les estaba escribiendo para darles instrucciones acerca del amor fraternal, porque ya lo estaban practicando (v. 10). Pablo sencillamente quería alentarlos a que hicieran más y más (v. 11).

Pregunta: ¿Cómo habían sido enseñados los tesalonicenses por Dios a amarse los unos a los otros?

Jesús fue su ejemplo para mostrarse amor los unos a los otros. Resolvámonos a seguir el ejemplo de Cristo y su orden de que nos amemos los unos a los otros como Él nos ha amado.

Aplicación

Tenga con un grupo de hermanos en la fe un intercambio de ideas acerca de las necesidades que saben que hay en la iglesia, en su vecindario, en las escuelas y en la comunidad. Determinen cuáles de esas necesidades pueden ellos satisfacer. Analicen cuáles pueden ayudar a resolver las personas individualmente, una clase de Escuela Dominical o la iglesia. Designe a una persona o a un grupo pequeño para que investigue más lo que puede hacerse y que formule un plan específico (quizá quiera consultarlo con su pastor). Entonces póngalo en práctica, en el nombre de Cristo, como expresión de amor.

La vida tiende a golpearnos. A veces comenzamos a sentir como si nadie nos amara. Esta lección nos ha recordado que Dios nos ama muchísimo. Aun cuando éramos pecadores. Dios nos amó. Comience a buscar al Señor y dígale cómo se siente usted. Permita que su amor entre en el corazón y le dé plenitud de vida. Entonces, al igual que el salmista, usted puede decir: "Amo a Jehová pues ha oído mi voz y mis súplicas" (Salmo 116:1).

(1 Tesalonicenses 3:12).
El Señor os haga crecer y abundar en amor unos para con otros y para con todos

martes, 7 de junio de 2011

La Palabra de Hoy ¿Gracia o Presencia?

¿Gracia o Presencia?

Exodo 33 : 13.15


13 Ahora, pues, si he hallado gracia en tus ojos, te ruego que me muestres ahora tu camino, para que te conozca, y halle gracia en tus ojos; y mira que esta gente es pueblo tuyo.
14 Y él dijo: Mi presencia irá contigo, y te daré descanso.
15 Y Moisés respondió: Si tu presencia no ha de ir conmigo, no nos saques de aquí.


¿Has pensado alguna vez, que es mejor La Gracia ó la Presencia de Dios? Para muchos esto es igual pero no, hay una diferencia abismal entre ellas. Te invito a ir al relato escogido, en este capítulo 33 de Éxodo vemos algo importante., el pueblo ya está cerca de entrar a la tierra prometida, y el Señor le dice a Moisés que entre con el Pueblo pero que Él no subirá con el pueblo, por la maldad de ellos.

Luego Moisés comienza a discutir con Dios donde le dice: Si tu presencia no ira conmigo no nos saque de aquí!

En apariencias solo es una conversación, pero no solo eso fíjate que un hombre condiciona a Dios!
Quise cerrar este tema tomando esta historia para que entendamos algo importante de esto , La Gracia es un regalos inmerecido dado por Dios, y para muchos esto es lo más importante(no me malinterpretes sigue leyendo) y muchos aceptan ser cristianos de gracia, me explico,: justo como Dios le dijo Moisés en los versículos 1-3, entraras con el pueblo pero mi presencia no irá contigo, ósea serás un cristiano de gracia, es más o menos así, vas hacer un predicador, evangelista, cantante, maestro, dirigente pero de gracia, cuando lo hagas la gente recibirá, los ángeles estarán, pero mi presencia no ira contigo, y te digo hay gente que se sienten bien con esto, muchos dicen con que la gente me vea como un enviado de Dios, con que ganemos tal número de almas con eso me basta.

La Presencia de Dios es más sublime que lo que pueda pasar en una reunión de culto o de campaña, es lo que vulgarmente la gente dice que alguien tiene un “Ángel”, ósea que tiene algo que imana como cierta personalidad atractiva, vas a la universidad y no causas rechazo, llegas a un sitio y la atmosfera cambia, además de que todos lo notan, ahora te pregunto ¿qué quieres más La Gracia o La Presencia de Dios?
La gracia es gratis pero la Presencia tiene un precio, y solo la adquieren quienes pagan por ella.

Cuando adquieres la Presencia es como tener una Visa Gold sin límites, todo lo que haces es bien visto( por lo menos para los elegidos de Dios) cuando tienes la presencia no es importante lo que vas a decir, porque lo que digas causara una conmoción en quien te escuche.

Es justo lo que pasaba con Moisés y otros grandes hombres de la historia bíblica, los milagros hechos por Moisés fueron consecuencia de la Presencia de Dios, solo por eso, no hay otra cosa, cuando Josué hizo parar el sol en Gabaón, cuando Elías hizo descender fuego del cielo y consumió el altar.
¿Entendiste el punto? La presencia no es momentánea ni efímera es constante, puedes estar en una reunión y aunque no haya mucha gente, Dios desciende y quema el altar dándole Bendición a la iglesia, tu comunión está en excelencia, está en constante oración sin tener que cerrar los ojos, y aunque suena anti escritural perteneces al círculo íntimo de Dios!

Muchos de nosotros creemos esto, por ejemplo quiero consagrar mi vida al Señor me pondré a orar y creemos que con dos horas de oración recuperaremos toda una vida de hacer las cosas mal, pero en contrario la Presencia es estar calibrado con Dios a tiempo y fuera de tiempo, además de saber que ya no te cuesta orar, y sabes diferenciar el toque del Dios el Padre, o del Dios Hijo o Dios Espíritu Santo.

Cuando el monje le pide a su maestro como encontrar la verdad, en silencio el maestro lo lleva sin hablar a una fuente de agua cercana y lo toma de la cabeza y lo sumerge, no dejándolo salir, el monje hacia fuerza por salir y el maestro en un momento de desesperación del monje, lo saca y le dice: cuando quieras buscar la verdad con la misma fuerza que necesitabas el aire, la encontraras.

¿Qué te parece? ¿Quieres la presencia o te quedaras solo como un cristiano de gracia?
Te reto a decir como Moisés le reclamo al Señor: Y Moisés respondió: Si tu presencia no ha de ir conmigo, no nos saques de aquí.